El DS marcó un antes y un después en la historia del automóvil. En el propio Salón de París, los visitantes cerraron nada menos que 12.000 pedidos el mismo día de su presentación.
Este vehículo fue fruto de la creatividad del ingeniero André Lefèvre y el diseñador y escultor Flaminio Bertoni, que trastocaron el panorama automovilístico de su tiempo. Supieron fusionar tecnología y estética para crear una armonía perfecta en la que la línea y las formas eran un reflejo de las soluciones técnicas y de la obsesión por la aerodinámica y el confort, logrando conjugar funcionalidad con un diseño único y atractivo.
Su diseño exterior sigue siendo único, el interior se destaca por el cuidado por los detalles y su aire distintivo. Su torpedo y su cuadro de instrumentos siguen siendo una auténtica obra de arte y un referente en ergonomía: el conductor puede acceder a todos los mandos del vehículo sin tener que soltar el volante en ningún momento. Las formas del techo, el parabrisas y las ventanillas sin marco están pensadas para aumentar al máximo la luminosidad y la sensación de espacio.
65 años después de su lanzamiento, el DS sigue siendo uno de los iconos del automóvil francés del siglo XX, sinónimo de glamour, lujo, diseño e innovación.
Seguridad y Confort de manejo
La suspensión, la dirección o los frenos, son los elementos más destacados desde lo técnico.
La suspensión hidroneumática se basa en la sustitución de los tradicionales muelles de amortiguación por esferas, cuya parte superior contiene un nitrógeno, que asegura la flexibilidad de la suspensión, teniendo en cuenta los movimientos de las ruedas provocados por las irregularidades del firme. Este dispositivo dio al DS una ventaja considerable sobre sus competidores de la época, al ofrecer un comportamiento en ruta y un confort excepcional.
Los frenos de disco, algo que sólo se había visto en las 24 Horas de Le Mans, se incorporan, de serie, en los frenos delanteros. Ligados a la dirección asistida hidráulica de alta presión, no sólo dan a este vehículo un gran confort de uso, sino también una excelente potencia de desaceleración y seguridad. Habrá que esperar a los años 60, para ver como los frenos de disco se popularizan y su generalización se producirá recién una década después.
Otra de las grandes innovaciones tecnológicas del DS fue la caja de cambios hidráulica. Accionada por una pequeña palanca situada en la parte superior de la columna de dirección, permitía pasar las cuatro velocidades y la marcha atrás con movimientos muy cortos, además de poner en marcha el motor. La desaparición del pedal del embrague ofreció un confort de conducción nunca visto, mientras que la hidráulica permitía cambiar de marchas con una gran suavidad.
Hoy, la marca DS Automobiles conmemora este vehículo excepcional, llevando el “savoir-faire” del lujo francés berlinas como el DS9, y traspolando el diseño al segmentos de los SUV e incorporando nuevas motorizaciones 100% eléctricas e híbridas enchufables de los nuevos DS3 y DS7 Crossback e-tense.