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El safety car de la F1 será nuevamente Mercedes

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Sería maravilloso poder encontrarse cada vez que nos cruzamos con un accidente en las calles porteñas, un safety car que nos indique el peligro. En realidad, eso existe en las autopistas con las enormes grúas y camionetas de seguirdad, pero claro que ninguno de estos vehículos se parece en nada (ni siquiera lamentablemente en los aspectos de tecnología lumínica y seguridad) a los Mercedes-AMG, que desde 1996 señalan los accidentes en la categoría máxima del automovilismo. Este año, el Alas de Gaviota saldrá de boxes cuando se produzca un choque, despiste o condiciones meteorológicas adversas pongan en peligro el desarrollo normal de la carrera. El motor V8 de 6,3 litros del Mercedes-Benz SLS AMG desarrolla una potencia máxima de 571 CV y entrega un par motor máximo de 650 Nm, acelerando de 0 a 100 en 3,8 segundos, por lo que logra unos tiempos por vuelta excelentes, que permiten que los neumáticos y frenos de los monoplazas no se enfríen demasiado y sus motores puedan sobrecalentarse.
El extraordinario paquete de tecnología del superdeportivo es la clave de un dinamismo perfecto, de modo que no fue necesario introducir modificaciones técnicas o medidas de construcción ligera, a excepción del silenciador final que hace rugir al motor y ofrece a los seguidores de la F1 una vivencia sonora aún más emocionante. Por supuesto, que el exterior del auto se diferencia del modelo de serie por los logotipos, los retrovisores exteriores y el característico equipo de señalización óptica con cámara de TV integrada. Especialmente aerodinámico, dispone de 700 diodos luminosos (leds, como los de los escasos nuevos semáforos de Buenos Aires), que ofrecen respuesta más rápida, mejor visibilidad y bajo consumo, frente a las luces de incandescencia utilizadas hasta ahora.