La categoría SUV no para de crecer y las automotrices amplian su oferta para este tipo de vehículos que denotan toda una declaración de gustos y elecciones.
La Equinox se ubica en el segmento C, entre la Tracker y la enorme de Trailblazer. Su equipamiento de seguridad es el más completo y las líneas de ésta, que es la tercera generación, son bien modernas y atractivas, con un gran frontal donde destacan las luces led adaptativas y varias baguetas cromadas le brindan elegancia.
Trae una única motorización naftera 1.5 turbo (172 cv), con una caja automática de seis velocidades. Pero las dos versiones se diferencian por la tracción 4×2 o integral de acople automático, y varios gadget de confort, lo que más buscan sus compradores.
Experiencia sibarita
Durante su lanzamiento en la bellla Estancia Villa María, pudimos conducir el tope de gama Premier AWD, que techo panorámico, llantas de 19 pulgadas. A los 6 airbags y los ya conocidos sistemas de seguridad activa que Chevrolet va incorporando a sus vehículos (alertas de punto ciego, de riesgo colisión frontal y de mantenimiento de carril -ahora con vibración de la butaca!-), la Equinox suma el frenado autónomo de emergencia (con reconocimiento de peatones) y el estacionamiento automático (con alerta de cruce de tránsito trasero).
La conducción es realmente cómoda por la caja de cambios y para el confort de los pasajeros de atrás, el respaldo trasero es reclinable. Claramente apunta a un público familiar y son numerosos los espacios portaobjetos.
El equipo multimedia MyLink con pantalla táctil de 8 pulgadas (que se conecta con los celulares) suena con magníficos parlantes Bose y un sistema de cancelación de ruidos.
La presentación para la prensa se completó con doble degustación: menú de Pablo Massey y cata de vinos con la guía de José Zuccardi. Una forma de comprender a qué nivel está la nueva SUV.