Los autos están caros. Carísimos. Pero cuando comprás un 0KM, la mitad de lo que estás pagando son impuestos. Esto la industria lo sabe y lo sufre.
Según informó ADEFA (la asociación que reúne a los fabricantes de autos) en abril la producción nacional de vehículos fue de 30.294 unidades, un 3,7 % más respecto de marzo y eso reinicia las esperanzas para una reactivación, pese a que las ventas en las concesionarias siguen en baja.
Las ventas mayoristas siguen un 15,5 % por debajo del mes anterior, la comparación interanual es dolorosa: 60,9 % menos que en abril del año pasado.
En el acumulado del primer cuatrimestre, el sector alcanzó las 106.986 unidades producidas (autos y utilitarios), lo que marcó una caída de 31,6 % en comparación con las 156.400 unidades que se produjeron en el mismo período del año anterior. Pero tengamos en cuenta que para estas alturas de 2018, ya nos encontrábamos en un año casi récord de ventas. Luego, pasaron cosas.
¿Exportación es la solución?
Entre enero y abril se exportaron 68.451 vehículos, es decir, se registró una baja de 11,4 % en su comparación con el mismo período del año pasado cuando se enviaron 77.245 unidades a diversos mercados.
Teniendo en cuenta nuevamente la vara alta de 2018, no estarían tan mal estas cifras, pese a que son en rojo. El problema es que el Gobierno acaba de quintuplicar uno de los aranceles para exportar: la alícuota de la tasa de estadística pasó del 0,5 al 2,5 por ciento.
“Analizamos con muchísima preocupación el alcance del aumento de la tasa de estadística en los costos de producción y de comercialización teniendo en cuenta la situación por la que atraviesa el sector y esperando que la misma no profundice aún más la caída de la actividad”, señaló Peláez Gamboa, titular de ADEFA.
La oposición propone bajar impuestos, pero sólo para los taxis
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