En estos momentos, un grupo muy importante de personas se concentran frente al Congreso. Hoy mantuve una linda charla con Horacio Cabak en la que discutíamos cómo iba a mostrar el periodismo la protesta convocada por católicos y evangélicos.
Los cronistas de diferentes canales (hasta C5N) no dejan de apuntar la noticia a si los chicos y jóvenes presentes fueron llevados por las escuelas católicas. ¿Y cuál es el problema? No entiendo por qué se critica a un sector -por cierto bastante amplio- de la sociedad que adhiere a una doctrina. Si papá y mamá eligieron enviar a su hijo a un colegio católico y adhieren como familia a los valores que allí se imparten, ¿por qué está mal que desde la comunidad educativa se invite a participar y hasta se colabore en la logística de transportar a niños y padres? Se sabe, en los piquetes los manifestantes, que muchas veces no tienen idea para que están cortando, son arriados so pena de una quita de plan o la no entrega de un bolsón de comida. Eso es presionar, eso es violencia. Lo que ocurre ahora en las afueras del Congreso, en todo caso, es convicción. Se puede estar en desacuerdo, pero no criticar una inexistente presión de las Iglesias.
