Conducir por el centro es imposible. Tomar un colectivo es prácticamente lo mismo, no avanza. Y si nos subimos a un taxi, dejaremos un menú ejecutivo por unas pocas cuadras. Sólo nos resta caminar, o empezar a transitar la Ciudad de otra manera, en dos ruedas.
La mayoría de los traslados realizados dentro de la Ciudad no superan las 50 cuadras, un martirio para caminar, pero una distancia asumible para realizar pedaleando, sobre todo teniendo en cuenta que salvo en la Plaza San Martín, las últimas 2 cuadras de Callao y en Parque Lezama, hay muy pocas pendientes en la Ciudad. O sea, no es necesario ser deportistas y con una cadencia tranquila, se llega de la manera más rápida.
Las nuevas ciclovías ya suman 70 km con mayor seguridad que las antecesoras «bicisendas» porque tienen un cordoncito que las separa del carril de los autos. Además, las calles con ciclovía tienen una velocidad máxima menor, de 30 km/h, aunque esto por ahora poquísimos automovilistas lo respetan.
Según relevamientos de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, las bicis circulando aumentaron 120% entre Mayo 2010 y Mayo 2011 en la ciclovías y un 15% fuera de ellas.
En el 71% de los casos encuestados, los nuevos ciclistas urbanos dicen haber adoptado la costumbre por el ahorro de tiempo. Los jóvenes de 18 a 29 años fueron los que más se animaron y se calcula que cada 4 autos, hay 1 bicicleta en esta franja de la población.
Y a pesar de que lo primero que uno relaciona al pedaleo es el ocio, la más reciente encuesta realizada por la Subsecretaría de Transporte porteña, señala que el 54% de los usuarios del sistema Bicing -el alquiler gratuito- la usan para ir al trabajo.
Sin dudas, la bicicleta es ecológica, saludable y rápida, y su uso como medio de transporte alternativo está en línea con las tendencias mundiales. Las grandes capitales del mundo, como París, Nueva York, Barcelona y Bogotá, han adoptado ya a la bicicleta como aliada estratégica para alivianar el problema del tránsito y para promover una Ciudad con prácticas sustentables.
La Aurorita moderna
Cuando producía la nota, pensé cómo hacer para trasladar en el auto mi propia bici desde zona norte, y me acordé de la Aurorita, aquella pequeña bici con el cuadro partido que papá plegaba en el baúl para ir hasta los bosques de Palermo, donde sí podíamos pedalear con seguridad.
Alegremente, me encontré con que la bici plegable de mi infancia se ha renovado y con un look muy canchero ahora se llama Folding.
El concepto es el mismo, pero mucho más plegable y obviamente más liviana, ofreciendose como una solución para aquellos que consideran que el bicing no les es cómodo porque su destino es un punto intermedio entre dos estaciones y además porque ahora el préstamo se reduce a sólo 1 hora.
Esta nueva Aurorita Folding resuelve no sólo el problema de llevarla en el auto hasta el centro, sino también el de poder «estacionarla» debajo del escritorio.