En las últimas horas me he encontrado personalmente con varias complicaciones originadas por camiones:
Circulando por Ruta 27 y Panamericana, partido de Tigre, al camión con patente GMC297 que llevaba como carga tosca, se le voló un cascote que impactó contra mi parabrisas, que se estrelló pero no llegó a partirse. Ahora tengo una visual bastante molesta, pero logre ver claramente como no le funcionaba una luz trasera y tenía otro de los plásticos partidos.
Ayer por la noche me cruzé en Panamericana con el camión de gran porte (un viejo Mercedes Benz 1114) con patente SXV450, que lleva como faros delanteros luces rojas. ¡Sí, rojas! Cuando le avisé al operador del peaje del ramal Campana que ese negligente estaba a dos cabinas, éste ni siquiera se molestó en contestar. El control de la ANSV no estaba. El tipo siguió circulando infringiendo el más claro artículo de la Ley Nacional de Tránsito que señala que las luces delanteras deben ser blancas y las traseras rojas.
Esta mañana circulando por la vieja Ruta 9, acceso a la Ciudad de Escobar, debí sortear tres bolsas que volaron de una chata «cartonera». Frenada y maniobra de zig zag logró evitar que impactara con alguna de ellas, esto atento a la camioneta que me seguía sin llevar la suficiente distancia. Lamentablemente no pude tomarle la patente a ese torpe estibador.
En los dos primeros casos puede confirmar que se encontraban «legalmente» en regla, o sea, que contaban con la VTV vigente (a uno de los vehículos le vencía justo hoy).
Por eso, dado que la inspección obligatoria para transporte de cargas es cada un año, es muy importante que haya controles ruteros -eso que ya hace mucho escuchamos que se están prometiendo- y que sean sancionados estos irresponsables.
Hasta ahora creo que vengo con «buena suerte» ya que las consecuencias no han sido mayores, pero a tener en cuenta que si algo sucede no es por «mala suerte», es por la falta de controles viales.