Celebramos la importante decisión que ha tomado la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) en un regreso con un caudal extraordinario proveniente de la Ruta 2. En las horas con mayor tránsito luego del fin de semana largo de Pascuas, obligaron a Coviares, la concesionaria de la Autopista La Plata-Buenos Aires, a habilitar sólo 2 de las 12 cabinas del peaje de Hudson sentido a la capital. La decisión parecería ilógica, pero el sistema de encausamiento que obliga al tránsito a continuar en sólo dos carriles y atravesar el peaje sin detenerse ni pagar (lo que implica una perdida económica importante para la concesionaria) es en pos de una mayor seguridad vial. El no permitir la dispersión del tránsito en 12 cabinas/carriles y el posterior efecto embudo para reacomodar el caudal en sólo dos carriles, genera una marcha lenta (de entre 40 a 60 km/h) pero fluida sin detenimientos. Si no se hubiese aplicado este sistema, los 8 km de marcha lenta para llegar desde la Rotonda Gutierrez (conocida también como la Rotonda de Alpargatas) hasta la traza troncal de la autopista rumbo a Dock Sud, se habrían convertido en más de 20 km de congestionamiento y tránsito frenado. Es que el evitado efecto embudo generaba pequeños siniestros sin heridos graves, pero que generaban demoras de más de 2 horas en el tramo final del viaje de regreso. Por supuesto, la enorme cantidad de coches que partieron de la Ciudad rumbo hacia la Costa entre el miércoles y el viernes, y que regresa en su totalidad en la tarde noche de hoy, ha generado que un viaje de apenas cinco horas se extienda a más de 8 horas de tediosa marcha.
Cuanto más tránsito, menos cabinas habilitadas
Insistimos en que es correcta y sigue siendo más que necesaria la férrea política de controles por parte de la ANSV, ante una comunidad que aún no ha demostrado la madurez necesaria al volante. Si bien no contamos aún con cifras oficiales, es seguro que la inversión del Estado en la movilización de las diferentes fuerzas, se traducirá en una disminución de siniestros viales graves y ojalá también en una reducción de victimas fatales. Cada joven argentino que no muere en las rutas (la mayor taza de mortalidad se da en menores de 35 años y hay que tener en cuenta que ) es un eslabón menos que se pierde en el sistema productivo del país.