Ayer por la mañana, un vehículo perdió un neumático mientras circulaba por el ramal Pilar de Panamericana. Afortunadamente lo hacía sentido al norte, cuando el tránsito era escaso y no produjo ninguna colisión ni heridos. Sin embargo, nos llama la atención cada vez que ocurren este tipo de siniestros que equivocadamente se toman como fallas mecánicas. La falta de mantenimiento es la razón por la cual se generan a diario cientos de siniestros. Los neumático son el único punto de contacto que nuestro vehículo tiene con el suelo y resultan fundamentales para su estabilidad. Me parece muy oportuno publicar un informe del CESVI, que junto a la automotriz Citroën siguen apostando a la capacitación como motor del cambio vial para combatir el flagelo de la inseguridad vial.
La importancia del control permanente
Controlar regularmente la presión de aire, incluso la de la rueda de auxilio, muchas veces olvidada, como máximo cada 15 días y con los neumáticos en frío. Para conocer cuál es la correcta presión que debe aplicarle a los suyos, revise el manual del fabricante de su vehículo. Circular por debajo o por encima de la presión indicada, genera que el vehículo no encuentre un correcto punto de apoyo, lo que puede desencadenar un despiste o vuelco. Con baja presión, los flancos o laterales del neumático también entrarán en contacto con la superficie. Al tener menor rigidez y menos elementos de protección que la banda de rodamiento, y en el continuo rozamiento con el asfalto, el flanco empezará a adquirir temperatura, finalizando en una rotura y pérdida de presión instantánea. Por otro lado, el problema del exceso de presión es que el parche de contacto entre el neumático y el suelo que ya de por sí es escaso (aproximadamente 20 cm2), se reduzca aún más, generando una falta de sujeción contra el piso. Si bien al tener mayor presión en los neumáticos disminuyen los esfuerzos mecánicos y se hace más liviana la dirección, el exceso de presión puede provocar la falla estructural de éstos. Los mitos y verdades de la rotación
Es conveniente realizar la rotación de los neumáticos cada 10 mil kilómetros, aproximadamente. Si bien el saber popular indica que se debe realizar de forma cruzada, la mayoría de los neumáticos radiales tienen un sentido de giro que está dado por sus estructuras y el dibujo que existe en la banda de rodamiento. Si nosotros le cambiamos la dirección, logramos que se debilite más rápidamente. Si invertimos el sentido de giro del neumático logramos que el mismo pierda de manera considerable su capacidad para expulsar agua. Por eso, se recomienda rotarlos siempre en el mismo lateral: no cambiar de izquierda a derecha, sino los de adelante con los de atrás. En caso de realizar el cambio de neumáticos, siempre que no se puedan reemplazar los cuatro neumáticos, se recomienda hacerlo de a pares y ubicar los nuevos en el eje trasero. De esta forma, se logrará una mejor respuesta del vehículo en frenadas bruscar así como también en curvas cerradas, para garantizar la máxima seguridad en el eje donde el conductor no tiene control direccional. Respetar su vida útil
Si bien no poseen una fecha límite para su uso, todos los neumáticos tienen una vida útil específica. Ésta se calcula a un recorrido de entre 40 a 60 mil kilómetros, o a 5 años de su fabricación (visible en el flanco del neumático dentro de un marco similar a un óvalo, en el cual se aprecian cuatro números, semana de fabricación y año).