En otoño e invierno, la humedad condensa en el aire al salir el sol y durante las primeras horas de la mañana, esas que queremos aprovechar para salir bien tempranito a la ruta, la visibilidad se ve reducida por nieblas y neblinas.
Si la niebla nos sorprende en camino, la regla número uno es llevar las luces bajas encendidas. Esto es obligatorio en todo momento en rutas nacionales y provinciales, y no tiene que ver con cuánto más podamos ver nosotros, sino que es la manera de ser vistos por los demás.
Es muy importante que nuestro coche tenga faros antiniebla porque estos nos podrán ayudar a mejorar la visibilidad debido a su ubicación cercana al piso. Lo cierto es que al momento de compra de un coche quizás le damos más importancia a elementos de confort interior, pero lo bueno es que casi todos los modelos vienen preparados para agregarlos sin comprometer la estética del auto. Por ejemplo, Faros VIC ofrece kits de muy fácil instalación y con instructivos online.
Balizas para otra cosa
Hay quienes creen que pueden reemplazar los antiniebla por el uso de balizas, pero esto es erróneo porque las intermitentes significan que el vehículo está detenido.
Circular con estas luces de emergencia encendidas puede generar en otros conductores la confusión de que uno está en banquina y se tirarán a la contramano pensando que por allí sigue el carril.
Medir la distancia cuando no ves
En aquellas zonas donde la niebla es frecuente, podemos encontrarnos con unas flechas pintadas sobre el asfalto. Estas V invertidas vienen en conjuntos de a tres y es una señal de tránsito precautoria que nos señalará a qué velocidad circular.
Si se ven las tres, pero no más allá de ellas se puede circular hasta 80 km/h. Divisando dos flechas, la velocidad máxima permitida será de 60 km/h, mientras que si alcanzamos a ver sólo una flecha, la velocidad a la que debemos circular es de 40 km/h. De no poder registrar ninguna flecha a la distancia, hay que abandonar la ruta o autopista en la salida más próxima.