El amigo Marcos Mansueti me ha pasado una toma fugaz de la más reciente colisión que puedo admirar desde lo alto. Según nuestro desvelado cronista, todas las noches se puede escuchar la típica frenada y el posterior y casi infalible crash. Claro que también vienen las sirenas con sus luces y sonidos que le dan algo de simpatía a los siniestros que se suceden. En la imagen, vemos como voló más de dos metros el motociclista accidentado de turno. El semáforo funciona, la senda peatonal está bien demarcada y la iluminación es óptima en esta esquina de Balvanera. Sólo nos queda, una vez más, admitir que los porteños manejamos mal y tan cansados al final del día que se repiten los siniestros, algunos muy graves.