La importancia estratégica de la Ruta Provincial 6, que une Campana con Berisso, es que es un anillo a la altura de los kilómetros 60 y 80 de los principales accesos a la Ciudad de Buenos Aires, que serviría de alternativa esencialmente a camiones y micros para «rodear la capital» sin tener que llegar a la General Paz aliviando las autopistas que ingresan a la Ciudad.
Pero más allá de su importancia como ruta de carga, les pongo el sencillo ejemplo de lo que tenemos que hacer los que vivimos en la Zona Norte del Conurbano para llegar hasta el aeropuerto internacional de Ezeiza: transitar 40 km por la congestionada Panamericana, 18 km por la lentísima General Paz y sumar 16 km por Riccheri. Todos accesos a la Ciudad, que ya no tienen horario de tránsito ágil. Y si bien es el doble de distancia, los puntos se podrían unir tomando la Ruta 6 altura Los Cardales y retomando por Autopista Ezeiza Cañuelas, sin embargo el estado de la Ruta 6 es imposible. Los constantes y enormes hundimientos de calzada y los tramos «en obra» donde deja de ser autopista para pasar a ser una peligrosísima doble mano, la vuelven intransitable.
Ya en distintas oportunidades han lanzado el plan de obras para mejorarla, pero a la velocidad que vienen sería más útil que la gobernación de Daniel Scioli en vez de hacer aplicaciones para el celular para comunicar dónde están los radares de las rutas a la Costa, hagan por lo menos un mapa de los cráteres de la provincial 6, sin dudas una de las rutas más peligrosas de la provincia de Buenos Aires y el mayor desaprovechamiento para empezar a solucionar la conectividad entre las localidades productivas del Conurbano.
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Imágenes el portal periodístico de Cañuelas «El Ciudadano»
