Según mi mujer, y a pesar de que llevo varios años de casado, ayer me recibí de «marido». Por primera vez y sin llamar al auxilio mecánico, cambié un neumático en llanta, de noche y con la familia a bordo.
Sé que no es gran cosa, pero lo cierto es que en los años que manejo tuve la suerte de sólo haber pinchado una vez -hace pocos meses, en diciembre- y un móvil de Ausol realizó la tarea de reemplazo. En este caso tuve que enfrentarlo solito.
Me hubiese venido genial el kit de emergencia de Fate, pero aún no es anunciante, jajaja. Contaba con todo: neumático de auxilio inflado, balizas tipo triángulo, criquet (tipo tijera, una porquería) y llave cruz, pero me di cuenta de una importante falencia: no tenía linterna. La que supe tener en la guantera la terminé tirando porque se habían sulfatado las pilas y no la reemplacé.
Consejo: una vez al mes, chequear estado de linterna y sus pilas.
