La gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal firmó el decreto para que la empresa estatal Autopistas de Buenos Aires SA (Aubasa), que tiene la concesión de la Autopista La Plata se haga cargo de esa ruta, que fue «reinaugurada» en mayo 2015 con Scioli en campaña.
Sin embargo, el camino ya muestra los primeros síntomas de deterioro, sobre todo en el trayecto entre las rutas 7 y 8, en la zona norte del Gran Buenos Aires. La Ruta 6 es el cuarto anillo a la capital, que va de Campana hasta la Plata, por lo que, en buen estado, sería alternativa para rodear la Ciudad por parte del transporte de cargas y descongestionar los accesos a Buenos Aires. Actualmente tiene un flujo estimado en casi 50 mil vehículos por día, siendo la mayoría camiones, pero podría incrementarse sin sufrir congestionamientos. La falta de mantenimiento y de iluminación hace temer a los transportistas por su seguridad. Jocosamente, a la rotonda de Cardales la llaman «el supermercado» por la cantidad de camiones que vuelcan su carga, muchas veces, producto de la piratería del asfalto.
El objetivo del estado provincial es darle más seguridad y servicio a esta ruta clave para el desarrollo, ya que une 12 distritos: Zárate, Campana, Exaltación de la Cruz, Pilar, Luján, General Rodríguez, Marcos Paz, General Las Heras, Cañuelas, San Vicente, Brandsen y La Plata. Pero la gestión será por parte de Aubasa con gran parte de la obra en manos de Vialidad Provincial.
En la primera etapa, se aportarán 500 millones de pesos será para repavimentar los sectores más dañados, incorporar cámaras de seguridad, colocar por lo menos tres estaciones de Policía Vial y de control de cargas. También, desde la gobernación están dialogando con Gendarmería para que estén presentes en la traza.
La idea de sumarle un peaje es para que sea autosustentable para el futuro mantenimiento. La cantidad de cabinas de peaje y su ubicación está en análisis por parte de Vialidad provincial, pero aseguran que la tarifa será menor que en otros accesos, teniendo en cuenta un costo por kilómetro muy inferior al que ahora cobran las autopistas que ingresan a Capital.