En el primer trimestre del año, cayeron 67,5% las multas en la Capital. Según el gobierno, se debió al cambio del sistema fotográfico. La información la publica Pablo Tomino del diario La Nación.
Mientras el gobierno porteño impulsa la iniciativa de que los vecinos fotografíen a quienes incumplen las normas de tránsito en la ciudad, un dato llama poderosamente la atención: en el primer trimestre del año se labró en la ciudad una tercera parte de las infracciones de tránsito en comparación con el mismo período del año anterior, ya que se pasó de 955.631 multas a 310.270 (67,5% menos).
Así lo confirmaron a LA NACION en el Ministerio de Justicia y Seguridad de la ciudad, área que procesa las faltas viales. Explicaron que esta caída se debió a que las nuevas empresas concesionarias de las fotomultas renovaron el sistema de cámaras en enero pasado y sólo a fines de marzo último lograron que funcione de manera sincronizada.
«Fue muy baja la cantidad de multas labradas porque se renovó el sistema y no estuvo activo, ya que la mayoría de las infracciones corresponde a las fotomultas, muy por encima de las actas que labran los agentes de tránsito. Pero esta situación se regularizará en el segundo trimestre, porque las cámaras ya funcionan perfectamente», dijo a LA NACION el subsecretario de Seguridad Urbana, Matías Molinero.
En el primer trimestre de este año, y con respecto al año anterior, las multas a vehículos particulares cayeron 68%; a colectivos urbanos, 46%, y a taxis, 34%. Vale recordar que en la ciudad se redujo en 2009 el 42,54% el número de víctimas mortales en accidentes de tránsito, según la Defensoría del Pueblo porteña.
Más allá de las cifras, colectiveros y taxistas parecen continuar bastante exentos de las infracciones a cargo de policías y del cuerpo de agentes de tránsito locales, coinciden especialistas en seguridad vial. En todo 2009 se labraron 3.964.318 actas de infracciones de tránsito en la ciudad; de ellas, 0,56% correspondió a colectivos (22.179 multas); el 1,14%, a taxis (45.223), y el 98,30%, a vehículos particulares (3.896.916), según datos oficiales. En la Capital hay 1,7 millones de autos, 36.000 taxis y 9688 colectivos.
En principio, hay una proporcionalidad aproximada en función de la composición del parque automotor. Pero ciertamente la mayoría de los taxis y colectivos, a diferencia de los autos particulares, circulan en forma permanente por la ciudad. Y el nivel de infracciones del transporte público está a la vista cotidianamente.
«Hoy es fundamental que haya control estricto sobre el transporte público, pero la multas tienen que ser para el chofer y no para la empresa. Porque si es así, las empresas terminan negociando las multas con la ciudad como si fuera un subsidio más. Y el chofer no cambia nunca su conducta», señaló Fabián Pons, gerente general del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi).
Daniel Millaci, presidente de la Cámara de Empresarios de Autotransporte de Pasajeros (CEAP), dijo a LA NACION que cada vez más choferes respetan las normas de tránsito. «A veces es desmedido el ataque permanente que hay hacia los colectiveros», dijo. Según Millaci, los choferes respetan más las normas viales desde el año pasado, cuando la ciudad comenzó a citar a los infractores para discutir las multas. «Ocurría que antes los choferes cometían una falta y la empresas debían pagarlas sin que los choferes discutieran la multa con un controlador. Entonces no sentían el rigor de la infracción. Ahora se cuidan mucho más. No sé por qué razón ocurre, pero si los argentinos no sentimos el rigor de una multa, difícilmente cambiamos nuestra conducta», sostuvo.
En tanto, los taxistas, que ya gozan del beneficio de cancelar sus multas con viajes comunitarios, sostienen que reciben numerosas infracciones. En la recorrida que hizo LA NACION también se advirtió que cometen infracciones; la más común: invadir la senda peatonal. Y no todos tienen, por ejemplo, cinturón de seguridad en el asiento trasero. «Siempre quieren comenzar con los taxis para hacer las multas. Las faltas que nosotros cometemos son por los problemas propios del tránsito y no porque seamos imprudentes. Ningún taxista sale a cometer infracciones, sino que sale a trabajar… Y a veces el mismo problema de los embotellamientos nos lleva a quedar sobre la senda peatonal o a cruzar un semáforo en rojo», dijo José Ibarra, secretario general del Sindicato de Conductores de Taxis.