La Semana del Consumo Responsable que propone la Cervecería Quilmes desde hace ya 4 años, nos brindó en estos días encontrarnos casi de manera cotidiana con colegas periodistas, técnicos en seguridad vial y funcionarios, y charlar. Sí, de manera distendida, intercambiar opiniones sin presiones de los tiempos políticos o de un caso periodístico en particular. Y vuelve a surgir una disyuntiva con respecto al alcohol cero: ¿conducta o normativa?
Parecería lo mismo, pero hay mucho concepto detrás que diferencia a estas posturas porque no es lo mismo dictar una normativa, que generar una actitud de conciencia y condena social para su cumplimiento ¿De qué sirve bajar -en los papeles- el límite del alcohol permitido para conducir, si aún no se puede controlar el actual? Y con controlar me refiero, no sólo a los controles efectivos por parte del Estado, con sanción inmediata para los casos positivos, sino también a que la sociedad no está madura aún para autocontrolarse y entender la peligrosidad de combinar alcohol y manejo. En esta dura tarea de concientización vial celebramos justamente la labor de Quilmes con la campaña de Conductor Designado, que estimula el lado positivo de celebrar y beber, apoyado en los valores de cuidado y solidaridad entre amigos. Es cierto que no sólo los jóvenes son los que están en riego de beber y conducir, pero son el grupo etario más afectado por los choques, muchas veces con la presencia del alcohol. La primera causa de muerte en los jóvenes son los siniestros viales y también son los que lamentablemente tienen muchas veces como plan tan solo salir a beber. La propuesta es clara, que entre amigos elijan al conductor que no beberá alcohol. Esto es una decisión, es conciencia social, más allá de la norma.
Con respecto a la normativa «Alcohol Cero» o BAC Zero, como se la conoce por las siglas de «Blood Alcohol Concentration», no siempre a logrado bajar la siniestralidad relacionada al consumo de alcohol. ¿Ustedes imaginan que el joven Gianmarco Dolce, que embistió una camioneta y mató a 3 personas en Panamericana manejando con 1,14 gramos de alcohol, de haber existido una ley más rígida no hubiese conducido alcoholizado? También está el caso del camionero brasileño que de contramano por una autopista de mendoza mató a 17 personas cuando conducía con 2,32 gramos de alcohol en la sangre, y la exigencia para los choferes profesionales es efectivamente BAC Zero.
Según el Obsevatorio Vial Latinoamericano, un análisis comparado de legislación de distintos países demuestra que la diferencia en los indicadores de siniestros viales no radica en el valor del límite máximo del alcohol en sangre tolerado sino en la cantidad y calidad de los controles de alcoholemia que se realicen en cada lugar, así como también en la educación vial. Incluso, aún en países en los que los límites son superiores a los de la Argentina, pero en los que el control es estricto y la reincidencia es severamente penada, los ratios de siniestralidad han bajado considerablemente.
Así queda demostrado que lo que el Estado debe incrementar son los controles y la sanción efectiva, mientras que sí es responsabilidad de los lesgisladores brindar herramientas a la justicia para de inmediato poder ordenar la quita de licencia preventiva a quien se vea involucrado en un siniestro vial con presencia de alcohol, independientemente de los tiempos que demanden el proceso judicial, hay que sacar al conductor peligroso de la calle. Ésto es lo que muchos refieren como «tolerancia cero».