La curiosidad es una necesidad básica del periodista, por eso ¿cómo negarse a una invitación a la reciente ampliada planta embotelladora de la gaseosa Manaos?
Es quizás la «segunda marca» más famosa, con esos comerciales algo bizarros que exaltan la argentinidad al grito de «¡Vamos Manaos!», al cual hasta el presidente Macri se sumó hace unos días.
Más allá de la moderna embotelladora, que aseguran es la más rápida del mundo y reduce en 40% el consumo de energía, lo que nos sorprendió, como solución de movilidad, es un robot que traslada los palets con los packs de gaseosas hasta fuera de la planta. Lo llaman cariñosamente «el metrobus»: es un carrito que corre sobre vías únicamente cuando detecta la carga y sólo inicia su regreso a origen luego de que un operario en montacargas retiró el palet. Pero además, tiene sensores antiatropellos. Podríamos decir que son similares al Active City Brake del DS3, pero para una carro montacarga automático. Así se incrementa la seguridad en la planta porque se reduce el trabajo y las maniobras de los clarks, evitando accidentes. Planteado así, parece (y es) una solución simple, pero que no se había aplicado aún en fábricas de la industria alimenticia y conlleva un beneficio muy grande que destaca Orlando Canido, creador de todo en Manaos (la bebida, el modelo de distribución asociado y hasta de los comerciales): «Esto redujo la contaminación más que nada, Antes para sacar el producto terminado, teníamos que usar los elevadores, que emiten humo, olor a gasoil y levantan tierra. Ahora ya no entran más». Además de un espacio de trabajo más limpio también es menos ruidoso, mejorando el clima laboral.
Ya sea en grandes distancias o por sólo unos metros, encontrar alternativas de movilidad más sustentables es necesario en toda industria.