El Gobierno Porteño envió a la Legislatura un proyecto que propone reformar el Código Contravencional de la Ciudad con la “prohibición absoluta” de prácticas como las de los ‘trapitos’, los ‘cuidacoches’ y los ‘limpiavidrios’. Mauricio Macri advirtió que, si esta norma es sancionada, no se podrá más “obligar a que la gente tenga que pagar por dejar su vehículo en un lugar de estacionamiento libre” y agregaron que para las personas que pretendan ejercer estas actividades de manera compulsiva la norma prevé penas de 1 a 5 días de arresto, pero las sanciones podrán duplicarse o triplicarse para quienes oficiaren como “organizadores”. El jefe de gobierno aseguró que el objetivo es que la gente pueda circular libremente por la Ciudad y que no se sienta invadida o amedrentada ante cualquier tipo de acción compulsiva.
BsAs sin trapitos ni limpiavidrios… ¿Cómo harán?
El proyecto también involucra otros temas sensibles de seguridad y manifestaciones como prohibir el uso de palos y capuchas en las protestas callejeras, endurecer las penas
por ensuciar los edificios y los bienes públicos, y el uso de las polémicas pistolas disuasivas Tacer X26 por parte de la Policía Metropolitana.
Pero todo esto parece no más que una expresión de deseo de Macri. Aunque lograse la mayoría en la legislatura, puede ser que sancionen una muy linda ley, pero ¿cómo se aplica? ¿cómo hace para quitar de miles de esquinas de la ciudad a los limpiavidrios? ¿La escasa Policia Metropolitana podrá correr a los cuidacoches de los 100 barrios porteños? ¿Más allá de que sea evidente la actitud y el pibe tenga una franela en la mano, cómo prueba la policía y la justicia contravencional que estaba cometiendo el delito de ser acomodador/acosador de coches? Existen muchas dudas sobre la implementación y efectivización de un deseo que queremos todos.