El nuevo sistema de transporte, una especie de colectivo doble extra largo, correrá por carriles centrales de la Av Juan B. Justo, que tienen la particularidad de estar divididos físicamente para evitar la invasión por parte de coches particulares. Sólo otras 7 líneas colectivos que en su trayecto habitual circulan por la avenida algunas cuadras podrán compartir la mano y contramano exclusiva. Sin embargo no llegan a coincidir más de 4 líneas en ningún tramo del recorrido del Metrobus, que marchará entre Liniers y Puente Pacífico con 21 estaciones, distantes entre 400 y 500 metros (lo que reduce las frenadas y demoras en ascenso y descenso de pasajeros cada 2 cuadras, como sucedía antes).
Según estimaciones oficiales un viaje de punta a punta que demoraba en colectivo 50 minutos, se podrá realizar en el nuevo Metrobus (que reemplaza en parte a las líneas 34 y 166) en sólo 28 minutos. Ahorrando en ida y vuelta unos 44 minutos al día. Un 40% menos de tiempo de viaje.
Ante la queja de los particulares que tienen ahora para circular sólo 2 carriles, la cuenta que hace el gobierno porteño es que 2/3 de los usuarios de la avenida, unas 100 mil personas, la recorren en transporte público, frente a unos 50 mil vehículos particulares que la utilizan como conexión Liniers-Palermo. Sin embargo, 2/3 de la calzada de la avenida a quedado para el uso particular, que se estima que tendrá una demora superior de sólo 7 minutos, porque ya no tendrá que cruzarse con las maniobras de los colectiveros.
De todas formas, lo que vemos esencial para el buen funcionamiento de los carriles particulares es que haya buena voluntad y respeto a las normas por parte de los automovilistas, comerciantes y taxistas. A lo largo de casi toda la traza el ancho del espacio para circular por mano es de 7 metros. Podrían entrar hasta 3 coches, pero a la altura de las estaciones el ancho se reduce para sólo 2 autos. El efecto embudo es inevitable si no se respetan los 2 carriles demarcados. Aunque haya espacio para «un tercer carril» no se metan, déjenlo como banquina. Y por supuesto, ha quedado prohibido estacionar y detenerse, ni para comprar fasos, hacer cola en un taller, o esperar al familiar que baja del colectivo.