Un nuevo hecho donde el alcohol al volante es la causa de un muerto vial. Un hecho que se hace público por lo bizarro y que se convierte en tema del día porque uno de sus protagonistas es hijo de un famoso.
Pero no hay que olvidar las causas del siniestro vial por las que muere un hombre en la Panamericana: el fallecido circulaba en bici por donde está prohibido, el que lo mata manejaba borracho. Dos imprudencias graves, no fue mala suerte.
Si bien ambos protagonistas estaban cometiendo infracciones, hay que aclarar que el vigilador Reinaldo Roldan que pedaleaba por la autopista al hacerlo arriesgaba la vida que lamentablemente perdió. En tanto Pablo García, que iba al volante del Peugeot 504 lo hacía después de haber bebido mucho, poniendo en riesgo no sólo su propia vida, sino la de terceros.
Lo importante a nivel Seguridad Vial es lo que ocurrió previo a la colisión y no los poco claros sucesos posteriores. Tener 1,45 gramos de alcohol por litro de sangre es estar claramente en estado de embriaguez importante. El máximo permitido de 0.5 g/l equivale aproximadamente a 2 chops de cerveza, con lo que 1.45 no es que te pasaste un poquito, sino que bebiste mucho y estás borracho con reflejos muy perturbados y retraso en las respuestas, perdida del control preciso de los movimientos, problemas serios de coordinación, dificultades de concentración de la vista y disminución notable de la vigilancia y percepción del riesgo.
El tema de si García llevó el cuerpo muerto de Roldán atravesando el parabrisas roto por 17 km, o si se detuvo para auxiliarlo y subirlo a la butaca del acompañante, será materia de investigación y determinará, más allá del agravamiento o no de la pena, el «don de gente» de García incluso luego de haber cometido el peor error de su vida. Y aquí es donde entran en juego las palabras que puso en su muro de facebook del periodista Eduardo Aliverti, padre de Pablo García y por el cual el caso tomó mayor dimensión en los medios (sumado a que se conoció un día feriado en que los canales no tienen otras noticias con que rellenar las horas de transmisión). Como papá puedo entender el dolor de Aliverti ante la frustración de que el hijo que crió es responsable de la muerte de un hombre y encima está en duda su accionar, pero también cabe remarcar que la solidaridad de algunos medios para con él, suena en muchos casos a corporativa. La víctima es el muerto y la tragedia es para su familia. García y la familia Aliverti tienen aún la vida para recuperarse.
Este caso fue público, pero otros cientos suceden mes a mes con personajes ignotos y son también tragedias y dramas, que se pueden evitar: Si tomaste, No manejes.