La resistencia y el «marcar» un lugar, es una de a las características de la lucha social en la Argentina: desde las rondas pacíficas de las Madres de Plaza de Mayo, pasando por las protestas frente al Congreso iniciadas por la jubilada Norma Pla que aún continuan cada miércoles con mínima asistencia, hasta las más devaluadas marchas por el microcentro de Nito Artaza y sus ahorristas, o los cortes del puente internacional de los asambleistas en Gualeguaychú. Desde anoche, como en cada víspera de 26 de junio, los piqueteros cortan el Puente Pueyrredon y las inmediaciones a la estación Avellaneda en conmemoración del asesinato los militantes sociales Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Por supuesto, esto ha generado un enorme caos de tránsito, y si bien los actos y protestas son transmitidos por la tele y radio en vivo, la pregunta es ¿hasta cuándo sirve producir estos transtornos? ¿cuándo comienza a olvidarse de la razón de la protesta y sólo despotrica contra los retrasos?