En la Ciudad de Buenos Aires hay 3700 cruces semafóricos y obviamente durante enero y febrero el tránsito es mucho más ágil por la enorme cantidad de autos que se van a la Costa y resto del país de vacaciones, y es por eso que hay que poner a algunos semáforos en «modo vacaciones».
Sin embargo, al contrario de lo que cree la gente, no se cambia la onda verde (que oscila dependiendo de la avenida y sus distintos tramos entre 40 y 55 km/h), sino que lo que se modifica el tiempo de lo que tarda en hacer un ciclo completo de luces (verde-amarillo-rojo-amarillo, hasta llegar nuevamente a verde). De los 110 segundos diurnos, se pasa a ciclos similares a los nocturnos de 70 segundos.
Hay que entender que la red de semáforos está inserta en un tramado muy complejo y cada cruce tiene una un porcentaje distinto de duración de las luces verdes y rojas para dar prioridad a la arteria con mayor caudal por sobre la otra. Sin embargo, cuando se cruzan dos avenidas ese porcentaje 59-41% debe ir modificándose en un lapso de dos a tres cuadras para igualar el tiempo de paso para las dos arterias, como ocurre en el cruce de Nazca y Gaona.
Desde la Dirección General de Tránsito porteño no niegan que haya semáforos que puedan salir de funcionamiento, pero las fallas sólo alcanzan al 1% de los cruces, excepto cuando se generan grandes apagones -lamentablemente comunes en época estival-. Según señala la estadística, en casi el 90% de los casos en los que un semáforo está con todas sus luces apagadas es por una falta de suministro eléctrico. Otro problema puede ser el calor excesivo, pero hasta los 36° las cajas controladoras de los semáforos (casi una por cruce, y el 70% de ellas interconectadas) deberían soportar sin problemas.
Nuevas luces
Algo que felizmente hemos notado es que cada vez hay más semáforos con luces led, que además de tener un poder lumínico más efectivo para días de sol intenso, son amigables con el medio ambiente, porque consumen la octava parte de los lámparas incandescentes. Lo cierto es que las viejas lamparitas transparentes -que daban color sólo a través del vidrio pintado- ya no se fabrican por ley debido a su alto consumo energético, y si bien la duración de los leds es muchísimo mayor, unas 30 mil horas contra apenas 6 mil, la inversión inicial es mucho mayor ya que varían su costo según el color (el verde es el más caro) y el conjunto trepa los U$S 100 dólares. Por eso, en algunos cruces se recambian provisoriamente por focos halógenos de apenas 2000 horas de vida últil. De todas formas, se planifica que en 2 años, ya estarían todos los semáforos porteños con luces led. De esto se encargarán las nuevas empresas que ganaron las licitaciones de las distintas 9 zonas en las que está dividida la Ciudad, para instalar, mantener y comandar los semáforos, y que comenzarán a trabajar cuando termine el verano.
Por último, el Ing. Carmelo Sigillito, hoy director general de tránsito y técnico de carrera con muchísimos años detrás de las «luces» de Buenos Aires, asegura que como se ha hecho en las autopistas urbanas y en la 9 de Julio se avanzará este año con la instalación de al menos 20 nuevos carteles inteligentes que alertarán de demoras, choques y piquete en arterias como Corrientes, Córdoba, Cabildo, Libertador y Figueroa Alcorta.