La tecnología aún no llegó a mi coche y suelo viajar con el confiable Atlas de Rutas Firestone, pero esta vez lo olvidé sobre el escritorio (lo cierto es que me negaba a ver un mapa rutero durante un finde de descanso). Volviendo a Buenos Aires por la AP01 Brigadier General Estanislao López, más conocida como Autopista Santa Fe – Rosario, y ya en el último peaje del km 14, se me ocurre preguntarle a la chica del peaje cómo hacer para tomar la autopista a BsAs (Ruta 9) sin entrar a Rosario, conociendo que existía la famosa circunvalación. La señorita sin mucho tino me indicó tomar la Ruta A012. Por supuesto, confiado de las indicaciones, tomé ese desvío sin saber que eran más de 65 km de un camino doble mano con el asfalto destruido, repleto de camiones, con innumerables pasos a nivel sin barreras, atravesando minúsculos pueblos a 40 km/h, que me tardó recorrer una hora.
Sin GPS, ni información en el peaje
La «Avenida de Circunvalación 25 de Mayo» (Ruta A008) es una autopista de sólo 30 km, que atraviesa la periferia de la ciudad permitiendo bordear el casco urbano en menos de 15 minutos.
Más allá de mi travesía personal y pérdida de tiempo, es una falencia importantísima que en una estación de peaje, el empleado de la cabina no pueda dar indicaciones básicas sobre el camino más rápido y seguro. Eso también es brindar servicio.