La historia es sencilla. Sábado por la tarde, Alicia M.Justo y Rosario Vera Peñaloza. El buchón soy yo que hizo la denuncia por el cruce en rojo del colectivero. Aquel era el chófer del interno 24 de la línea 111. Y el prefecto fue el del control que a metros del lugar de la infracción y ante mi denuncia in situ, en vez de pitar y detener al infractor, anunció que iba a avisar a la próxima posta por radio. Seguí camino, seguí al colectivo y pude chequear como no lo detuvieron y siguió de seguro infringiendo en una apasible tarde sin mucho pasaje.
Recuerdo cuando los prefectos eran efectivos serios y no sólo parte de la decoración de Puerto Madero.