¿A quién no le ha pasado sufrir un retraso por mal clima? A veces, incluso, hemos logrado aterrizar pero se demora la entrega de valijas porque hay riesgo de tormenta eléctrica, una condición con la que no se puede trabajar en pista.
Para aminorar estos contratiempos que a nosotros pueden generarnos fastidio, pero para las compañías son miles de dólares en pérdidas, desde 2018 EANA dispuso un Servicio de Detección de Actividad Eléctrica, que brinda mayor seguridad física a todo el personal que cumple tareas en rampa y permite acotar la suspensión de las operaciones del Aeroparque y Ezeiza ante la proximidad de rayos.
El sistema emite alertas según la distancia a la cual detecta actividad eléctrica significativa, y envía mensajes a correos electrónicos y SMS a celulares del personal operativo del aeropuerto. Con una alerta amarilla se restringen algunas tareas de rampa. En el caso de detectarse descargas eléctricas dentro de un radio de 5 km, se pasa a una alerta roja con la que se suspende la actividad por completo. En este caso se activa además luces y sirenas de alerta en las áreas operativas abiertas. Si transcurren 10 minutos sin actividad eléctrica, las alertas cesan y el sistema retoma la vigilancia pasiva.
Antes de la incorporación de este equipamiento, la única herramienta con la que se contaba era la observación meteorológica, de mucha menor precisión en cuanto a la duración, horario y geolocalización de los fenómenos. Por eso, en un aeropuerto podían llegar a cancelarse los vuelos durante horas, afectando según el día hasta toda una mañana o tarde enteras. También, la falta de precisión en la ubicación del fenómeno podía generar riesgos para el personal que trabaja en las pistas.