Recordarán que en el primer día de operaciones de vuelos de cabotaje en Ezeiza, una discusión con golpes de puño incluidos entre pilotos, en realidad una pelea entre los diferentes sindicatos de pilotos, generó un sorpresivo paro que durante dos días suspendió las partida de Aerolíneas Argentinas y Austral.
La situación tensa no se ha resuelto porque el pasado viernes un vuelo de Aerolíneas con destino Miami despegó con tres horas de demora a raíz de que el comandante se negó a llevar como pasajeros a un piloto y un copiloto de Austral miembros de UALA. Y las demoras y cancelaciones podrían reiterarse según el mismo Jorge Pérez Tamayo, presidente de APLA.
Mientras tanto, un grupo de trabajadores de atención al público del Aeroparque Jorge Newbery, que están cumpliendo tareas en Ezeiza, amenazaron con un corte de la autopista Ricchieri en reclamo de la reincorporación de un cajero despedido hace 15 días.
La medida de fuerza también se ve enmarcada en otra pelea intersindical, porque la impulsa una facción contraria a la actual conducción de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA) -que ya se desvinculó de la protesta-. Lamentablemente, de todas estas peleas por mayor poder sindical tienen como rehenes a los pasajeros.
Por su parte, las líneas aéreas Andes y Sol están felices de haber sido «discriminadas» y estar operando desde El Palomar, ya que son ajenas a estos conflictos e incluso en una excelente maniobra de fidelización están prestando el servicio de transfer sin cargo para sus pasajeros desde Aeroparque.
