La medida de fuerza es llevada a cabo por el gremio de la UTA en las principales ciudad del interior del país. Pero tiene un guiño también de la parte empresaria. Es que aquí ya no se discute cuánto debe ser el aumento para los colectiveros, sino quién pone la plata.
Desde 2018, con la firma del Consenso Fiscal de Macri, los Gobernadores están a cargo del costo del Transporte Público provincial, reduciéndose de manera considerable los aportes del tesoro nacional. Hoy en muchas ciudades del interior los pasajeros pagan $85 el boleto y se suma apenas un 15% de subsidio nacional.
Las «Empresas Privadas» que operan el «Transporte Público» reclaman la equiparación de los subsidios, ya que en AMBA alcanzan al 85% del costo por pasajero con un boleto de apenas $25.
En #MásAlládelasNoticias, el programa de Vero Morilla y Lucas Mella en RADIO COLONIA AM550, Gerardo Ingaramo de FATAP, que representa a las Empresas de Transporte, se quejó de que «los fondos son nacionales, pero se reparten sólo en Buenos Aires«.
El empresario reconoció que si se cierra el mismo acuerdo salarial del AMBA que elevó el sueldo básico de un colectivero a 200 mil pesos mensuales, y hubiera que pasar ese costo a tarifa, el boleto pasaría holgadamente los 100 pesos.
La realidad es que, acorde a las proyecciones presupuestarias del Ministerio de Transporte para 2023, los fondos destinados a subsidiar el Transporte Público están en retroceso frente a la inflación. Es decir, también habrá aumentos en el boleto para los pasajeros de Buenos Aires y alrededores.