Los trabajadores del subte quieren paritarias, lo cuál es entendible en un contexto inflacionario. Y es legal que las tengan, pero para exigirlas los metrodelegados toman de rehenes a los usuarios con paros que interrumpen completamente las seis líneas y el premetro. Ojo, también tienen la medida de liberar los molinetes y sonreirle al pasajero (a ese mismo que después dejan parado en cualquier momento, sin saber cómo volver a casa), pero como la fuerza gremial no alcanza a todas las estaciones, es más fácil con un par de muchachos tirarse a las vías, cerrar las puertas y ya no viaja nadie más.
En lo que se hacen los desentendidos los trabajadores del Subte es que en cada uno de los incrementos salariales que tuvieron en los últimos años (muy buenos por cierto, el promedio de un boletero es de casi $8000 por 6 horas de laburo no calificado), Metrovías tubo que negociar en paralelo con la Secretaría de Transporte un incremento en los subsidios para afrontar la suba de costos operacionales sin tener que subir la tarifa. Pero hoy ¿a quién le pide Metrovias aumentar el subsidio? Sin la definición acerca de si el subte es responsabilidad porteña o nacional, no hay quién quiera hacerse cargo del costo económico (y político!). Si el ingreso extra no proviniera de subsidios, podría ser directamente de lo recaudado por boleto, pero Macri, que ahora desconoce el acuerdo de los 90 días para el traspaso, dice no tener el control tarifario con el que actualizó el boleto a $2,50 (porque justamente Nación disminuía el subsidio a la mitad y la Legislatura porteña no tenía aprobadas partidas para tal fin).
Sí, yo también quiero ganar más porque la plata me alcanza cada vez menos… pero no jodo a 250 mil personas que quieren tomar el subte para volver casa después de laburar unas cuántas horas más y por mucho menos.
