No hay mejor política de tránsito que la durísima realidad de la economía y la inflación. La gestión de Macri intenta de todas las maneras posibles convencer a los porteños de que no ingresen al centro con su coche particular, y la respuesta se las ha dado el diario PERFIL: es más barato ir al centro en taxi que viajar en auto propio.
Las naftas y estacionamientos se encarecieron desde 2007 el 78 y 98%, bastante más que el taxi, que subió el 65%. Una cochera en Lavalle y San Martín, en pleno Microcentro porteño, cuesta cerca de $ 950, casi el doble que en abril de 2007, cuando rondaba los $ 500. La nafta súper, la más consumida, se consigue por encima de $ 3,40, pero hace tres años valía $ 2,15. Así, los cálculos indican que, por ejemplo, un porteño del barrio de Belgrano, que todos los días se desplaza unos veinte kilómetros para ir trabajar al centro, gasta $ 1.138 para realizar el itinerario en su auto. Y pierde plata. Si eligiese la opción aurinegra pagaría 1.040 pesos. La cifra se desprende de multiplicar veinte días hábiles por $ 52, lo que cuesta ir y volver en taxi desde Belgrano al “Downtown” porteño.
El encarecimiento del costo de vida colocó al habitante de la Capital y el Gran Buenos Aires de clase media en una curiosa paradoja. Resulta más económico dejar el auto en el garaje y viajar al trabajo en taxi, a pesar de que gran parte de los que gozan de cierto poder adquisitivo se han lanzado en los últimos años a tener su coche propio.